RUTA CULTURAL DE LA TRADICIÓN Y LA FE

Aunque la zona que hoy conocemos como Eurociudad del Guadiana haya sido fuertemente marcada por la reconquista cristiana, aquí hubo espacio y tiempo para otras civilizaciones y culturas que profesaban creencias diferentes. A lo largo de nuestro recorrido por esta zona, contactaremos con todas ellas y entenderemos la influencia que tuvieron en los usos y costumbres que persisten dentro de las comunidades. Pero cuando hablamos de reinados, fueron los cristianos de Portugal y de España quienes tuvieron mayor preponderancia y dejaron el más grande patrimonio histórico-artístico. La inspiración religiosa es un buen motivo para vivir una experiencia trascendente donde conoceremos preciosos templos cristianos. Añadiremos a esta visita el legado patrimonial de la cultura inmaterial, puntualmente marcado por las numerosas festividades religiosas que existen entre Vila Real de Santo António, Castro Marim y Ayamonte.

AYAMONTE

Ayamonte es una localidad repleta de patrimonio histórico-artístico con énfasis en la fe cristiana materializada en varios templos e intensas festividades religiosas. A lo largo de nuestro recorrido, un conjunto de vivencias que enriquecen el calendario a lo largo del año dejan su huella indeleble. Veamos primero la Parroquia del Salvador, ubicada en el “Barrio de la Villa” – escenario de las “Fiestas del Salvador”, la celebración más antigua de la localidad, que en su día fue una famosa feria de ganado; En este tradicional barrio, los habitantes celebran día y noche en honor a su patrón. Construida en 1400, dedicada a San Mateo, la parroquia vino a sustituir a un primitivo templo. Ejemplo de construcción morisca, es muy espaciosa, al haberse levantado sobre una escalinata, lo que la hace muy aireada y por encima de la altura de las casas vecinas. Es en la fachada donde encontramos la torre, imponente, con tres cuerpos de altura, siendo en el tercero donde están las campanas y fue esta parte de la torre que se tuvo que reconstruir tras el terremoto de 1755. Si nos detenemos frente a la torre, podemos ver la campana, construida en los años posteriores al terremoto. Se ha conservado un sistema de reloj manual que señala la hora mediante el tañer de las distintas campanas. A la hora correcta, no falla esta vibración que nos pone al compás del tiempo. Pasear por Ayamonte para descubrir su patrimonio religioso es también disfrutar de una ruta por las colinas que nos transporta a los puntos altos de la historia.
Sigamos hasta el Templo de San Francisco, que perteneció a un convento franciscano fundado en 1417 por la Casa de Béjar, aunque la fecha oficial de fundación sea el año de 1527. Era aquí donde la tradición dice que se guardaba la Sagrada Reliquia del Santo Sudario, traída por Don Francisco de Guzmán, marqués de Ayamonte. Estábamos en el año 1578. La iglesia tiene un impresionante techo de madera con una tracería morisca policromada. Este es un ejemplo típico de la escuela sevillana del siglo XIV. Una vez aquí, aprovecharemos para visitar el Museo de la Vera Cruz, justo al lado de este templo. Un imponente patrimonio artístico-religioso ha sido adquirido a lo largo de los siglos por la congregación que lleva el nombre de “Muy Antigua, Real e Ilustre Hermandad Franciscana de Penitencia de la Vera Cruz, Santo Entierro de Cristo y María Santísima en su Soledad”.
Sin perder el tiempo ante tantos motivos interesantes para visitar, nos dirigimos al Convento de las Hermanas de la Cruz, antiguo convento de las hermanas de la Orden de Santa Clara, conocidas como las Clarisas, que fue construido por D. Isabel de Zamora en 1639. A partir de 1878, las Clarisas [originalmente denominadas Orden de las Damas Pobres, y más tarde las Pobres Claras, las Clarisas, las Minoretas, la Orden Franciscana Clarista y la Segunda Orden de San Francisco] es una orden religiosa católica femenina de clausura monástica que compartió convento con las Hermanas de la Cruz.
Sin embargo, como es fácil imaginar, con el tiempo, el convento fue sometido a obras de recuperación y de reconstrucción. En el año 1936, y perteneciente al convento, se crea en la calle de Santa Clara el Colegio Privado para niñas; y que estuvo en funcionamiento hasta hace muy poco tiempo.
Desde lo alto de la ciudad de Ayamonte, y tras respirar bajo una imagen panorámica de la Eurociudad del Guadiana, donde el río y el puente internacional reclaman una unión cada vez más fuerte, seguimos bajando hacia el centro. Seguimos hasta la Plaza de la Laguna para ver el monumento a la Inmaculada Concepción. Situada frente al edificio del Ayuntamiento de Ayamonte, sirve como memorial del Año Mariano decretado en 1954 por el Papa Pío XII. Se trata de una obra artística con la firma del escultor José Geronés Vallés. Todavía dentro de este perímetro, llegamos rápidamente a la Parroquia de las Angustias. Se trata de una iglesia parroquial construida en el siglo XVI a los pies del río Guadiana, donde se encuentra la patrona de la ciudad que, precisamente, da nombre a la iglesia: Nuestra Señora de las Angustias. Es difícil no haber oído hablar de esta imagen, objeto de gran devoción por parte del pueblo ayamontino. La iglesia a la que llegamos tuvo, en el siglo XVII, la colocación de un baluarte de artillería para defender la ciudad en esta parte más desprotegida de la costa fluvial. La fe y el ingenio humano trataron de proteger a la población. Actualmente sólo queda la conservación de un lienzo recientemente restaurado. Hagamos un viaje en la historia y en el tiempo y detengámonos en el año 1755, año del terrible terremoto responsable de la destrucción de parte de la fachada de esta iglesia. Prestemos atención a la leyenda que nos cuenta que en medio del río Guadiana se encontró una imagen milagrosa de la Virgen de las Angustias. Españoles y portugueses lucharon por la propiedad de esta imagen, habiendo llegado a un acuerdo que preveía el intercambio de la imagen entre los dos pueblos vecinos. Sin embargo, cuando llegó el momento de que los españoles llevaran a la Virgen a Portugal, hubo tal tormenta en el mar que fue imposible cruzar al otro lado en barco. Sin la existencia de una ruta terrestre en ese momento y sin la posibilidad de cruzar el río ante la tormenta, las autoridades portuguesas se resignaron a la idea de que la imagen no quería ir a Portugal, dejándola en tierras españolas. En forma de agradecimiento, nuestros hermanos decidieron construir un singular templo en las orillas del río. Pero en el momento de la construcción se enfrentaron a la falta de madera para las vigas del techo. A punto de desistir de esa obra tan simbólica, apareció en el puerto una embarcación de nombre “San Gabriel”, patrocinada por un señor llamado “Miguel” y su hermano “Rafael”, que necesitaban deshacerse de unas maderas, y por eso las ofrecieron, sin dudarlo, al pueblo español que en la ribera del río consiguió así la cantidad exacta para terminar la obra del templo, ¡gracias a los vecinos portugueses! Inspirándose en esta leyenda que ya nos hablaba de una unión que la fe promovía entre los dos pueblos, portugueses y españoles comparten actualmente la imagen de la Virgen de las Angustias en la inauguración de las fiestas patronales de Ayamonte, que se celebran en septiembre de cada año. A lo largo de una semana, se realiza la fiesta de día y de noche con una intensa participación de la comunidad.


CASTRO MARIM

Cruzamos el río y nos dirigimos al hermoso pueblo de Castro Marim. Nos dirigimos hacia el Norte y, en Azinhal, en medio de la sierra, visitamos la Igreja Matriz do Divino Espírito Santo, ubicada casi de forma aislada al extremo Este del pueblo. La iglesia tiene un pequeño atrio rectangular amurallado al frente. Si la visita se realiza en mayo, puede que podamos visitar la feria “Terra de Maio”, un evento dedicado a las actividades que fomentan la economía local con una amplia variedad de muestras de lo mejor que crea la tierra y recrea el hombre, entre ellas, la artesanía, la ganadería caprina del Algarve y los mejores productos del campo y del mar. Continuamos por el interior del municipio hacia el Norte y llegamos a Odeleite. Junto al arroyo encontramos la iglesia construida en la primera mitad del siglo XVI. En su interior podemos ver las imágenes de madera de Nossa Senhora da Visitação y Santa Isabel del siglo XVI, importadas de Flandes. La iglesia cuenta también con dos retablos colaterales y dos retablos laterales de madera policromada y talla dorada de la segunda mitad del siglo XVIII, con imaginería de madera de los siglos XVII y XVIII.
Volvemos al Sur, al pueblo de Castro Marim, comenzando nuestra visita por el Castillo, sede de la Orden de Cristo entre 1319 y 1357, que posteriormente fue trasladada, por orden de D. Pedro I, a Tomar. Cabe señalar que la localidad fronteriza de Castro Marim resultó muy atractiva para la instalación de la sede de la Orden de Cristo, heredera del patrimonio de la Orden Templaria, extinguida en 1312. En el interior del recinto amurallado se encuentran las ruinas de la Igreja de Santiago, la matriz original, construida en el siglo XIII, la antigua iglesia da Misericórdia. En esta última, se exhibe la exposición permanente “Castro Marim, primeira sede da Ordem de Cristo”.
En el antiguo polvorín del castillo podemos visitar la exposición de “Instrumentos de Tortura Medieval”, que pretende recrear este aspecto de la sociedad europea medieval.
Esta exposición es uno de los atractivos del evento “Dias Medievais de Castro Marim”, que se realiza anualmente en el último fin de semana de agosto y atrae a miles de visitantes a la localidad fronteriza.
Entre las piedras y las cuestas del castillo medieval, salimos y nos dirigimos a la Igreja Matriz de Nossa Senhora dos Mártires. Después de que el terremoto de 1755 destruyera la Igreja Matriz de Santiago, situada en el interior de las murallas, la ermita de Nossa Senhora dos Mártires se convirtió en el principal lugar de culto de la Parroquia. La iglesia tiene planta longitudinal de una sola nave, coro alto, crucero y capilla mayor. Destacamos también la parte de la galilea renacentista al sur, decorada con elementos neomanuelinos, así como la portada principal, la cúpula y el cimborrio de principios del siglo XIX. El culto a Nossa Senhora dos Mártires en Castro Marim probablemente se inició a principios del siglo XVI, con la construcción de la ermita. El 15 de agosto es la fecha más importante del año para los habitantes de Castro Marim, que organizan fiestas y procesiones en honor a la patrona, una ocasión de gran importancia social para los habitantes de Castro Marim.
Continuamos hasta el punto alto de este soleado pueblo y nos dirigimos a la Ermita de Santo António; una capilla donde la vista es privilegiada. El interior consta de una nave longitudinal con techo abovedado, un retablo del altar mayor del siglo XVIII dedicado a Santo António, dos retablos laterales de mediados del siglo XVIII dedicados a Nossa Senhora da Conceição y a Santa Isabel, rasgados en los alzados laterales, en un perfecto arco de medio punto sobre piedra, con mesas de altar en madera policromada, rodeadas de tallas de madera pintada y escudo de armas central. Las paredes y la capilla mayor están revestidos con pinturas en madera del siglo XVIII, aludiendo a la vida y a los milagros de Santo António.
Nuestra ruta nos lleva a la Iglesia de São Sebastião, construida por orden de D. João IV en 1650. Está situada junto a una de las entradas del pueblo y fue convertida en la nueva iglesia da Misericórdia, ya que la Santa Casa da Misericórdia se instaló allí en 1838. De estilo arquitectónico barroco, la iglesia tiene planta longitudinal y fachadas planas y sencillas sin motivos decorativos. El interior de esta iglesia es rico en pintura al temple, técnica muy popular en esa época. En el pueblo de Castro Marim, todavía podemos descubrir las pequeñas capillas de Santa Luzia y de Nossa Senhora da Fontinha, que datan del siglo XVIII.

Vila Real de Santo António

La carretera Nacional 122, bordeada por la Reserva Natural, conecta Vila Real de Santo António con Castro Marim. En este recorrido, se puede transitar en coche, a pie o en carril bici, llevándonos a un tercer punto de la Eurociudad del Guadiana, repleto de manifestaciones de cultura y de fe católica. En tierras pombalinas visitaremos la Iglesia de Nossa Senhora da Encarnação. Esta hermosa iglesia parroquial de una sola y amplia nave, iluminada por un gran ventanal sobre la portada y un par de ventanas a cada lado, tiene un presbiterio abovedado e iluminado que se encuentra en medio de dos ventanas. La nave interior está flanqueada por dos corredores y tiene dos retablos de estilo rococó. La construcción de esta iglesia se remonta a principios del siglo XVIII. En el altar principal está la imagen de la patrona: Nossa Senhora da Encarnação colocada en un nicho acompañada por la imagen del Sagrado Corazón. La iglesia cuenta con un interesante conjunto de imágenes de Arte Sacro del siglo XVIII. La fachada tiene 50 palmos de ancho y tiene piedras de cantería que fueron trabajadas y traídas de Lisboa para ser aplicadas y ensambladas directamente en el local.

MONTE GORDO (Vila Real de Santo António)

Nos quedamos en el municipio de Vila Real de Santo António, pero seguimos junto al mar hasta Monte Gordo, donde encontramos la Iglesia de Nossa Senhora das Dores. Se cree que su origen es tan antiguo como la localidad que la acoge. La historia de este lugar de culto se cruza con la historia de la comunidad. En la época en que Monte Gordo era poco más que un paso de pescadores seminómadas, se construyó otro templo. El hecho de que no hubiera asentamiento de personas ni control sobre el movimiento de las arenas hizo que la primera iglesia quedara enterrada. Precisamente sobre los restos de esta construcción se levantó la iglesia que ahora visitamos y que representa la fe del pueblo de Monte Gordo.

SÃO BARTOLOMEU (Castro Marim)

Seguimos por la costa, pero cruzaremos la Estrada Nacional 125 hacia norte, en dirección al pequeño pueblo de São Bartolomeu do Sul, que ya pertenece al municipio vecino de Castro Marim [Vila Real de Santo António es uno de los pocos ejemplos en Portugal de municipio discontinuo, y por eso, es interrumpido por el municipio vecino]. Es imperdible la visita a la Ermida de São Bartolomeu, una pequeña capilla en el centro del pueblo, dedicada al mártir São Bartolomeu. El retablo en madera es de autor desconocido, siendo una obra de estilo barroco de la segunda mitad del siglo XVIII. También de autor desconocido, en el centro, tenemos la imagen en madera de São Bartolomeu, que data del siglo XVIII. En su mano derecha tiene un cuchillo, elemento que simboliza el martirio del santo que, según la tradición cristiana, murió al ser desollado vivo.
Volvamos al sur por la EN125 y en el pueblo de Altura encontramos la Iglesia do Imaculado Coração de Maria. Inaugurada en 2003, representa una gran victoria para las gentes de esta localidad, que aguardaban por este lugar de culto en su tierra. De planta longitudinal, cuenta con tres naves, altar mayor y dos capillas laterales y la Casa Parroquial. En el altar mayor hay una imagen en madera del Señor Crucificado.

CACELA VELHA (Vila Real de Santo António)

Volvemos a la EN125 y al municipio de Vila Real de Santo António. En el histórico pueblo de Cacela Velha, podemos iniciar nuestra visita en la Casa do Pároco. Se trata de una robusta construcción en tapia del siglo XVI sostenida por contrafuertes, que fue residencia del párroco local durante siglos.
Sus dos cementerios merecen una visita: el antiguo y el nuevo. El antiguo habrá funcionado entre principios del siglo XIX y XX, es decir, a lo largo de unos 100 años. Dejó de tener capacidad tras un gran número de muertes provocadas por la gripe neumónica. Los entierros comenzaron a realizarse en el nuevo cementerio, construido a finales del siglo XIX. El cementerio antiguo incluye un osario y una tumba en su interior.
Sigamos hasta la Iglesia de Nossa Senhora da Assunção, construida en el siglo XVI, en sustitución de la primitiva Iglesia de Santa Maria dos Mártires. En la portada renacentista, con pilastras decoradas con figuras mitológicas y rematadas con los bustos de S. Pedro y S. Paulo, dejó su huella el maestro André Pilarte, responsable del desarrollo de una de las más importantes escuelas regionales de arquitectura renacentista. En el interior, de tres naves, merecen atención el altar mayor, dedicado a la patrona N. Sra. da Assunção, cuya festividad se celebra el 15 de agosto, y la capilla de N. Sra. dos Mártires, del siglo XVI.
Visitemos ahora la Fortaleza, bajo la Ria Formosa que, a lo largo del tiempo, tuvo la doble función de proteger a la población y albergar una pequeña guarnición militar, con un papel importante en la vigilancia y defensa de la costa del Algarve. Sufrió importantes daños con el terremoto de 1755, y fue reconstruida a finales del siglo XVIII, en el reinado de D. Maria I. Se destaca, en el siglo XX, la recuperación que estuvo a cargo de la Direção Geral de Edifícios e Monumentos Históricos, en los años 50. Actualmente, alberga un destacamento de la brigada fiscal de la GNR, cumpliendo las funciones para las que siempre ha sido habilitado, la vigilancia de la costa.

SANTA RITA (Vila Real de Santo António)

De nuevo dejamos el mar y subimos hacia el barrocal y la sierra. Pero, en realidad, estamos a sólo cuatro kilómetros porque allí mismo encontramos el bonito pueblo de Santa Rita, también perteneciente a Vila Real de Santo António. Es un pueblo antiguo, conocido por la producción de cal, por las tradiciones alfareras y por las “curas de Santa Rita”, con las casas rodeando la ermita del siglo XVIII, dedicada a la Santa de las “causas imposibles”. Cuenta la leyenda que, la imagen de Santa Rita apareció inicialmente en el antiguo santuario. Todavía sigue allí, en la antigua fuente/santuario, para venerarse a la Santa de las causas imposibles.
Fue a mediados del siglo XVIII cuando se construyó en el pueblo la ermita de Santa Rita. En su interior, de fecha desconocida, es también muy venerada la imagen en piedra de la Santa.
La capilla es de una sola nave rematada por una cúpula en la zona del presbiterio y coro alto. Más recientemente, en el siglo XIX, se construyó una sacristía junto a la fachada norte.
Con el tiempo, el pueblo donde se construyó la ermita asumió el nombre de la patrona de la ermita: Santa Rita. Antes tenía el nombre de pueblo de “Pé da Serra”.
Los momentos de mayor afluencia a Santa Rita coinciden con las fiestas en honor a la misma, en junio, y las “curas de Santa Rita”, normalmente en mayo, a las que acudían las personas que sufrían de “escrófula” (infección de los ganglios linfáticos) para curarse por medio de una medicina casera.

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